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El césped es la hierba menuda y tupida, generalmente graminoide,
que cubre el suelo. Es un elemento natural en los países
templados y en las montañas, donde forma praderas. Pero no ha
sido usado en los jardines mediterráneos hasta épocas muy
recientes debido a la influencia en la jardinería de las
prácticas anglosajonas. El uso del césped como elemento básico
de los jardines se encuentra muy extendido, tanto a nivel
público como privado, pero nuestro clima no es el más apropiado
para su mantenimiento por lo que su uso es cuestionado y en el
paisajismo actual tratan de evitarlo por el excesivo consumo de
agua que supone.
Y es que las superficies cubiertas con césped constituyen un
magnífico fondo decorativo que hace resaltar cualquier otro
elemento del jardín, los macizos, los árboles y las flores.
Además un césped bien desarrollado y cuidado, muy verde, es
relajante para la vista y produce sensación de bienestar.
De todas las especies vegetales sólo unas pocas, en su mayoría
pertenecientes a la familia de las gramíneas, pueden ser
empleadas para la instalación de un césped. Ello se debe a que
deben reunir simultáneamente tres características: 1) Capacidad
de soportar las siegas sistemáticas y frecuentes; 2) Resistencia
al pisoteo y al arranque; 3) Formar un tapiz verde, continuo,
compacto y uniforme.
Los céspedes que se instalan habitualmente en jardines o campos
deportivos están compuestos por una mezcla de especies, cada una
de las cuales aporta una cualidad y en conjunto lo hacen útil
para el uso que se le va a dar.
En el Jardín Botánico, en dos cuadros situados entre el
umbráculo y las plantas suculentas, se ha desarrollado una
colección de las especies más utilizadas en los céspedes para
climas mediterráneos. Cada especie ocupa un hueco y se le da un
tratamiento de pradera artificial, con recortes, abonados,
riegos, etc., de esta forma se puede observar su comportamiento,
sus características, su respuesta a los tratamientos y su
estacionalidad.
Hay especies muy conocidas como la grama fina (Cynodon
dactylon) o la grama americana (Stenotaphrum secundatum),
junto a otras menos frecuentes pero de gran calidad como las
festucas (Festuca ovina), agrostis (Agrostis
stolonifera) o poas (Poa nemoralis). También está la
dichondra (Dichondra repens), una de las pocas especies
utilizadas como césped que no es una gramínea, sino una
convolvulácea estolonífera, rastrera de hojas acorazonadas.
En el Jardín, como en la mayor parte de los jardines actuales se
ha combinado el césped con las coníferas entre las que destacan
por su rareza el pino chileno (Araucaria araucana), la
secuoya gigante (Sequoia sempervirens) o el ciprés calvo
de los pantanos (Taxodium distichum).
Tomado de la
página web del Jardín Botánico
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