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La flor es una estructura exclusiva de las angiospermas, plantas
más evolucionadas. En ella se disponen los órganos sexuales
(estambres y carpelos), generalmente rodeados de una o varias
envueltas (cáliz y corola) más o menos vistosas y coloreadas y
de tamaño variable.
Aunque al hablar de flores se tiende a pensar sólo en las de
vistosos colores, penetrantes aromas y formas espectaculares, no
se debe olvidar que hay muchas flores poco llamativas que
generalmente pasan desapercibidas. Plantas como las gramíneas o
las fagáceas, tan frecuentes en nuestro territorio, tienen
flores discretas, que no atraen a los insectos porque su
polinización depende del viento (anemogamia).
Las flores llamativas son características de plantas que deben
atraer a los insectos para garantizar su polinización (entomogamia).
Son éstas las que también llaman nuestra atención y algunas de
ellas son utilizadas en floricultura o jardinería, aunque
frecuentemente se manipulan para obtener mayor vistosidad.
En el Jardín Botánico domina el color de las hojas de los
árboles, con las más variadas tonalidades de verde que, en
otoño, cambia a tonos de ocre, marrón o amarillo en las hojas de
los caducifolios. Sólo ocasionalmente las flores llaman nuestra
atención.
Para aumentar la gama de colores y romper la monotonía del
verde, en el Jardín hay unos macizos donde las plantas de
temporada mantienen durante todo el año la presencia de los
vivos colores de las flores. En invierno se plantan pensamientos
(Viola tricolor), en verano son sustituidos por salvias (Salvia
splendens), caléndulas (Calendula officinalis). En
primavera florecen las primaveras (Primula vulgaris) y
alegrías de la casa (Impatiens wallerana).
En los maceteros de la glorieta de Carlos Pau, en el centro del
Jardín, crecen las murcianas (Pelargonium peltatum), tan
típicas de los jardines mediterráneos, y las matacabras (Osteospermum
fruticosum) sudafricanas. Delante del invernadero tropical
hay felicias (Felicia amelloides) y las rosas trepan por
la celosía del umbráculo.
También algunos árboles y arbustos contribuyen al colorido del
Jardín, en ocasiones formando un denso tapiz sobre el suelo al
caer las flores. Espectaculares son las flores amarillas de
Tipuana tipu, las azules de Jacaranda mimosifolia o
las rojas de Aesculus x carnea o Brachychiton discolor.
Tomado de la
página web del Jardín Botánico
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