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En el centro del Jardín se encuentra el invernadero tropical,
sin duda, la construcción más importante por tratarse de un
ejemplo temprano de la arquitectura del hierro desarrollada en
España a finales del siglo XIX y que sirvió para construir
mercados, estaciones de tren, teatros y circos.
El invernadero se restauró en 1990 y se acondicionó para poder
cultivar en él plantas tropicales. Las condiciones ambientales
en el interior son casi constante a lo largo de todo el año, con
una temperatura de unos 20 ºC, una humedad ambiental del 85-95%
y un sombreado del 65%. Un sistema de lluvia instalado en el
techo permite dar riegos intensos y reproducir el ambiente de la
selva húmeda tropical.
Por limitaciones de espacio resulta imposible mantener los
grandes árboles propios de las pluvisilvas tropicales, sin
embargo, se muestran otras plantas características de su
sotobosque como algunos arbustos y sobre todo lianas y plantas
epífitas.
Las lianas y las epífitas son las plantas más características de
las selvas lluviosas. Son el resultado de la adaptación a la
búsqueda de la luz en unos ambientes sombreados por los grandes
árboles y donde las plantas deben elevarse hasta el dosel que
forman las copas para recibir suficiente luz del sol. Las lianas
son plantas enraizadas en el suelo, con tallos flexibles de
rápido crecimiento, que utilizan a las plantas leñosas como
soporte para trepar. Las epífitas, en cambio, viven separadas
del suelo, sobre otros vegetales y toman los minerales y el agua
de la que escurre por los troncos o directamente del aire. Son
epífitas la mayoría de las orquídeas tropicales, las
bromelíaceas y muchos helechos.
Lo que más llama la atención al entrar en el invernadero
tropical es el muro del fondo, totalmente cubierto por las
lianas que se sujetan con la ayuda de zarcillos o raicillas
caulinares. Entre ellas es fácil reconocer a los potos (Epipremnum
aureum), los ficus de hojas acorazonada (Ficus pumila), los
filodendros (Philodendron scandens) y las monsteras (Monstera
deliciosa). También son llamativas la palmera botella de las
Islas Mascareñas (Hyophorbe lagenicaulis) en el centro del
invernadero, el bambú ventricoso de Asia (Bambusa ventricosa) a
la izquierda, y a la derecha el castaño de la Guayana (Pachira
aquatica) de centroamérica. Sobre este arbolillo se desarrollan
diversas orquídeas epífitas como la Vanda de Tahilandia y los
Epidendrum de centroamérica. También son epífitos los helechos
cuerno de alce (Platycerium bifurcatum), las bromeliáceas (Vriesea,
Nidularium) o las orquídeas (Phalaenopsis, Cymbidium, Cattleya)
que se cultivan en los cestos colgantes de fibra de coco y sobre
los troncos caídos.
Algunas plantas son frecuentes en nuestros hogares, como Ficus
benjamina de Asia, las drácenas (Dracaeana) de África y las
Schefflera de Asia. Otras producen frutos comestibles como los
pándanus (Pandanus utilis), el cafeto (Coffea arabica), las
piñas tropicales (Ananas comosus) o la platanera (Musa x paradisiaca). Hay helechos arborescentes como
Dicksonia fibrosa
o Blechnum brasiliense y plantas vistosas por sus flores como
las heliconias (Heliconia psittacorum) y la medinilla (Medinilla
magnifica), o por sus hojas, como las calateas (Calathea), las
sansevieras (Sansevieria) o los crótones (Croton).
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